Pocos museos pueden exhibir con orgullo una muestra sobre su propia historia. Éste es el caso del museo-estación de Delicias.
Escondido a un lado del paseo que lleva su mismo nombre, situada siete metros por debajo de éste a la que se llega por una cuesta con trazo en curva. Por esta razón, hoy en día no resulta visible desde el paseo, al haber sido ocultada por edificaciones posteriores. La nave central, que cobijaba cinco vías, era un espacio completamente diáfano. Seguía así la tipología del resto de las estaciones construidas por la época en Europa, pero con la peculiaridad citada de situar el andén de llegada a un lado y el de salida enfrente.